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LOS PAÍSES BAJOS: PARAÍSO DEL CANNABIS Y OTRAS DROGAS

LOS PAÍSES BAJOS: PARAÍSO DEL CANNABIS Y OTRAS DROGAS

Si se pregunta a los turistas por los iconos de Holanda, mencionarán los tulipanes, el queso y los molinos. Los boomers quizá empiecen a hablar de los diques y las obras del delta. Sin embargo, las generaciones más jóvenes también conocen a los Países Bajos como un país de sustancias psicoactivas. Cannabis, setas mágicas, trufas mágicas y drogas duras como XTC y ketamina; en Holanda se encuentra de todo. El turismo de la droga, por su parte, se está convirtiendo en un quebradero de cabeza en Ámsterdam. Ingleses y otros turistas vienen a nuestra capital solo para colocarse o drogarse durante unos días. Y combinan alcohol y drogas como si nada.

En realidad, a lo largo de los siglos, Holanda siempre ha sido un país de drogas, de diversas maneras. Bien dirigida por el gobierno holandés, tenemos una política antidroga desde 1600. Lee todo sobre ella aquí.

¿Es demasiado tolerante la política antidroga neerlandesa?

Puede que lo demos demasiado por sentado, pero podemos pellizcarnos en lo que respecta a la liberal política de drogas de los Países Bajos. Aquí se toleran e incluso se producen drogas. Hoy en día, eso es cannabis, pero antes había una auténtica fábrica de cocaína en los puertos de Ámsterdam. Y ahora parece que el gobierno holandés quiere adoptar una política de drogas aún más liberal. Retrocedamos en el tiempo y miremos hacia el futuro. ¿Es Holanda realmente el paraíso de las drogas (blandas)?

La Edad de Oro: el opio como medicina

Te sorprenderá saber cuántas sustancias psicoactivas que hoy son completamente ilegales fueron consideradas en su día medicinas. El opio, del que se obtiene la heroína, es una de las primeras drogas con las que comerciaron los Países Bajos. Esa también era la mentalidad del VOC (abreviatura de Vereenigde Oostindische Compagnie - Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales): distribuir y comerciar con opio procedente de la India y Persia, antes Irán. Durante cientos de años. Esto empezó en la Edad de Oro, cuando grandes barcos mercantes surcaban los océanos y comerciaban, entre otras cosas, con especias. A veces, el opio era incluso responsable de la mitad de los beneficios de la Nederlandsche Handel-Maatschappij. A finales del siglo XIX, la cosa no se quedó en el comercio; Holanda decidió producir ella misma esta droga. Y el opio estatal era un hecho.

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Nederlandsche Cocaïne Fabriek: el orgullo de la droga en Holanda

¿Ya te parecía una idea descabellada que Holanda fabricara su propio opio? Podría ser más descabellado. Durante un tiempo, Ámsterdam fue la sede de la NCF: la Fábrica Holandesa de Cocaína. Aquí, nuestro país producía coca, morfina y heroína de forma totalmente legal. En el siglo XIX, los Países Bajos solo comerciaban con hojas de coca, pero pronto se establecieron plantaciones en Indonesia, que en aquella época seguía siendo "nuestra". La cocaína se producía en nuestro propio suelo desde 1900. Entonces, ¿qué había que hacer con la coca? Bueno, en aquella época se consideraba una medicina para todo tipo de cosas. Se decía que los enfermos pulmonares en particular se beneficiaban de ella. Desde resfriados hasta úlceras pulmonares y asma: las pastillas de coca te hacían sentir como si renacieras.

Un detalle interesante: durante la Primera Guerra Mundial se prohibió la exportación de medicamentos, pero no de la Nederlandsche Cocaïne Fabriek. Porque, claro, la coca era bastante indispensable cuando se necesitaba un ejército incansable.

Otro dato curioso: la coca solía ser un ingrediente de la Coca-Cola, junto con la edificante nuez de cola.

1919: La ley del opio endurece la política antidroga en Holanda

Los tiempos cambian. También lo hizo la postura del gobierno holandés ante el consumo de sustancias psicoactivas y, en consecuencia, su política de drogas. En 1919 se promulgó la Ley del Opio, que regulaba el consumo y el comercio de opio, cocaína y otros estupefacientes. El objetivo era restringir el consumo de drogas y proteger la salud pública. Y, por supuesto, reforzar la posición de los Países Bajos como productor de drogas. Porque siguió produciendo. En 1928, el consumo de cocaína pasó a ser legal solo cuando tenía fines médicos. La Nederlandsche Cocaïne Fabriek siguió produciendo cocaína sintética hasta la década de 1960.



1968: Primer Coffee Shop

La fábrica de coca exhaló su último suspiro en 1963, pero unos años más tarde se presentó una nueva droga, apoyada por el gobierno. En efecto, en 1968 se abrió en Utrecht el primer coffee shop holandés. Aunque otros afirman que fue la tienda de Ámsterdam Mellow Yellow la primera, en 1972. En cualquier caso, desde los años 70, las drogas blandas son algo habitual en nuestro país. Seguimos siendo uno de los pocos países donde el cannabis es legal.

En esos mismos años, se modifica de nuevo la Ley del Opio. Se endurecen las penas por tráfico de drogas duras, pero se aplica una política de tolerancia con respecto a las pequeñas cantidades. Y así Holanda se convierte en el paraíso de las drogas.

Los Países Bajos, paraíso de las drogas en el punto de mira

El "paraíso de las drogas" no siempre es un mundo de fantasía. Porque las drogas también significan tráfico y adicción. En los años 80 y 90, los Países Bajos se enfrentaron a un problema creciente en torno a las drogas duras, especialmente la heroína. Se pusieron en marcha programas destinados a reducir la miseria de las drogas y ayudar a los adictos. En la actualidad parece que se está fregando el terreno a todas las tendencias en el consumo de drogas, como la metanfetamina y las drogas de diseño.

¿Son estos problemas el inconveniente de una política liberal en materia de drogas, o las cosas habrían sido peores de otro modo? Sin embargo, la política de drogas en los Países Bajos sigue siendo objeto de debate. Algunos piensan que las políticas liberales han llevado a una normalización del consumo de drogas y que debería prestarse más atención a la prevención y la educación. Otros piensan que la política debería relajarse y que las drogas deberían legalizarse por completo. Si la política de tolerancia neerlandesa es el futuro, sólo el futuro podrá decirlo.